miércoles, 21 de septiembre de 2011

BEING HUMAN: LA SERIE

Being Human no hay por dónde cogerla. Esto es un inglés, un francés y un español que…, pues algo así, esto es un vampiro, un hombre lobo y una fantasma que comparten piso en la ciudad de Bristol e intentan luchar contra un gigantesco complot de los vampiros malos para dominar el mundo. Poco más o menos esa es la trama.

El interés de la serie, que alguno tiene, es que si se ve en inglés subtitulada en español aprenderás algo de inglés, aparte de eso. Bueno, hay algún momento de entretenimiento, porque hay varios conflictos por resolver.
Por ejemplo, el fantasma, que es una chica, interpretado por la actriz Leonora Crichlow, tiene que saber qué es lo que debe hacer para acabar su estancia en la tierra.  Poco a poco, va descubriendo los misterios de los fantasmas y qué debe hacer para acabar con sus temas pendientes.
La serie se emite en BBC y ha sido creada por Toby Whithouse. La cosa va por la tercera temporada y no debe de ser tan penosa como a mí me ha parecido porque ha sido rápidamente copiada por una productora canadiense para la versión Casi Humanos -quizá recordéis los carteles publicitarios que se pusieron por nuestras calles en las últimas elecciones.
Pero el mayor interés reside en los personajes principales, el vampiro Mitchell (interpretado por (Aidan Turner) y el hombre lobo George (Russell Tovey). El caso es que estos personajes rompen con todos los mitos clásicos de los géneros, es esta una de las tendencias principales en las series más exitosas de los últimos años. Estos días estoy escribiendo un artículo donde lo explico con más atención, pero la ruptura del decoro, es decir, lo que se espera de un personaje, es un medio muy común y muy rentable desde el punto de vista narrativo. Por ejemplo, es impensable que el jefe de una mafia como Tony Soprano visite al psicólogo, o que un forense como Dexter se dedique al asesinato, o que un policía como Jack Bauer torture.
Pues algo así ocurre aquí, Mitchell, el vampiro, es un vampiro bueno, sale a la luz del día y no se alimenta de sangre humana, así que no mata. El hombre lobo, George, controla religiosamente sus conversiones mensuales, planificándolas para estar tranquilo y no ser descubierto. Así que ambos se preocupan fundamentalmente por no hacer daño a nadie, de ahí el nombre de la serie, la lucha entre la esencia humana y la esencia de “monstruo”, palabra que se repite con frecuencia en los capítulos.
En fin, habrá que ver en qué queda el triunvirato en su lucha contra el mal desde el mal.


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