sábado, 5 de abril de 2014

NUEVO NÚMERO DE LA REVISTA CIUDAD LETRALIA, ABRIL 2014

Lo nuevo en Ciudad Letralia

Hoy presentamos a nuestros lectores nuevos textos de Alberto Hernández, Wilfredo Carrizales, Estrella Cardona Gamio, José Luis Mejía y Carlos Barbarito; todos en Ciudad Letralia, la Metrópolis de las Letras, el espacio de las firmas exclusivas de Letralia:
La fiesta de Octavio Paz, alejada de cualquier rumbo calculador, forma parte de un legado que tiene en México un momento, pero que se hizo americano todo y luego español, y después universal. De allí su “viento entero”, su periplo por la multiplicación de un idioma que se hizo muchos en la boca de dos continentes, en los labios de quienes lo pronuncian.
Mira su imagen en el reflejo del agua y ve un naipe mayor que baraja su tolerancia. La omnisapiencia del caballito penetra el arcano que yace dentro del pálpito del lodo. Él establece su propia ordalía para demostrar la inocencia de los ruidos del llano. En la barahúnda del amanecer sus ollares se abren para que penetren las isofonías manchadas de hierbas y encrucijadas. Allí le brota la paciencia y en los ijares le flamea una lujuria para oxigenar las formas de la yegua deseada.
La vocación es como el amor, no se razona, se siente, y ello puede explicar que una persona sea feliz trabajando de payaso en un circo; que una joven, conozco el caso, se recorra los pueblos en fiesta mayor con un teatrito de títeres cuyos muñecos ha confeccionado ella misma y a los que hace representar cuentos infantiles; que un músico ambulante toque el violín o la guitarra en la calle teniendo a sus pies un platillo, o que se vayan a los pasillos del metro a cantar, o que se conviertan en estatuas vivientes en avenidas o paseos, o que escriban incansablemente aunque nadie publique sus libros.
Ser un expatriado, de estos que somos, de los privilegiados que gozamos la suerte de tener un trabajo que nos gusta y un sueldo que no nos hará ricos pero que nos permite ciertas comodidades y proyectos, tiene ventajas innegables. Uno conoce el mundo y los chauvinismos regionalistas o patrioteros se convierten en eso, una fiebre adolescente o una anécdota provinciana. El mundo se hace más corto y la patria de uno, la pequeña, la familia, el barrio, los amigos de todos los días, se aclaran y pierden esas manchas —irrelevantes pero odiosas— que genera la cotidianeidad.

Usted habla de Gadda y lo desconozco totalmente, conozco de su existencia por usted, y no por el prurito americano de no tener influencias, pues de sobra sabemos que lo que uno desconoce puede penetrar también en su obra. Lo que influencia es entrevisión, el conocimiento exhaustivo como dicen los pedantuelos a nadie influencia, el conocimiento mata el conocimiento desde el punto de vista del surgir de una obra.

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