miércoles, 11 de noviembre de 2015

LA LIBERTAD DE DECIDIRLO TODO: ARTÍCULO DE OPINIÓN

Nuevo artículo de opinión sobre las vacunas y los animales de varios tipos: http://www.bajoaragondigital.com/index.php?option=com_content&view=article&id=12008:pablo-lorente&catid=3:opinion&Itemid=164

La libertad de decidirlo todo
Da gusto, vivimos en un país de cuento de hadas, chiripitifláutico y molón a más no poder, esto es una gloria. Así que el tiempo va pasando y, mientras no acontezca alguna tragedia desasosegante todos estamos tan tranquilos.
Estos días nos acucia la tragedia del niño enfermo por difteria. Hasta hace unos días aquí ni se sabía lo que era, lo cual, hay que reconocerlo, está muy bien, pero ahora amigos… ¡ay!
Resulta que el niño de marras no estaba vacunado. Hasta ahí podría ser un mero dato sin mayor importancia. Pero al cabo de unos instantes de reflexión a lo mejor sí que la tiene. En los años 80, según he oído en la radio, hubo un cierto relajo en las normas de vacunación en Rusia y hubo un fuerte brote de esta enfermedad: murieron unas 5000 personas.
Por si alguien tuviere alguna duda, el ser humano, el mismo que corona el Everest, vuela, corre en vehículos alucinantes y con golpear una pantalla consigue miles de cosas de no deja de ser una mierdecilla sujeta a infinidad de vicisitudes de lo más inciertas, y sí, las enfermedades lo son también.
Así que unos padres, es decir, una pareja que en un momento dado procrearon un retoño por el mecanismo de sobra conocido por todos, puede decidir que, ahí van, con dos cojones, que no merece la pena vacunar a sus hijos. A tomar por saco cientos o miles de horas de trabajo de pediatras, microbiólogos, científicos, industrias farmacéuticas y todo el monario. En un momentito.
Por lo visto, si la cosa hubiera acontecido en Italia los padres del muchacho –bastante tienen ya los pobres- podrían ser perseguidos penalmente, pero en España no. En España tenemos un miedo de la leche a obligar, no sea que nos digan fachas o algo similar, eso por no hablar del desastre laberíntico de las autonomías, porque claro, lo que es obligatorio en una no lo es en otra, y como todo el mundo sabe, ningún aragonés tiene familia en Cataluña ni ningún vasco viene jamás al Pirineo Aragonés, así que no hay ningún riesgo de contagio. Mientras  tanto, un buen puñado de antivacunas, personitas más abundantes de los que pensamos, campan a sus anchas con su ignorancia y su desastre mental, convenciendo al personal de que lo mejor es no vacunar, no sea que algo falle. Y es razonable, claro que una vacuna puede fallar, estar defectuosa, hacernos daño, lo mismo que un coche, una mayonesa en mal estado o un fallo en los motores de un avión, vaya usted a saber, razonable y, sin embargo, del todo absurdo, porque no podemos comparar un accidente con las miles de horas de trabajo, los miles de test, las decenas de permisos.
Estos días, un pediatra (https://www.change.org/p/ministerio-de-sanidad-el-calendario-vacunal-en-los-ni%C3%B1os-debe-ser-de-obligado-cumplimiento) ha lanzado una campaña para que la vacunación sea obligatoria, imaginen cómo está la cosa. Para acabar un dato, según el artículo 66 de la Ley 11/2003, de 19 de marzo, de protección animal de la Comunidad Autónoma de Aragón, todo aquel que no vacune adecuadamente a sus bichos puede ser multado con entre 60-601 euros, eso para los bichos, pero no dice nada de animales como nosotros.

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